lunes, 23 de agosto de 2010

El amor entre la nube y la duna




Una joven nube nació en la mitad de una gran tempestad en el mar Mediterraneo. Pero ni siquiera tuvo tiempo de crecer allí: un fuerte viento empujo todas las nubes hacia el África. Solo que, al llegar al continente, el clima cambio: un sol generoso brillaba en el cielo y debajo se extendía la arena dorada del desierto del Sahara. Como a las nubes jóvenes les ocurre lo mismo que a los jóvenes humanos, nuestra nube decidió separarse de sus padres y de sus amigos de infancia para recorrer el mundo.

-¿Que estas haciendo?

-se quejo el viento - ¡El desierto es siempre igual!
¡Vuelve a la formacion y vamos al centro de África donde hay montañas y arboles deslumbrantes!

Pero la joven nube rebelde por naturaleza, no obedeció; después de mucho pasear, se dio cuenta de una de las dunas le sonreía. Vio que también ella era joven, recién formada por el viento que acababa de pasar. En ese mismo instante, se enamoro de su cabellera dorada.

-Buenos días -le dijo-.¿Como es la vida allí abajo?

-Tengo la compañía de las otras dunas, del sol, del viento y de las caravanas que de ves en cuando pasan por aquí. A veces hace mucho calor, pero se puede aguantar. ¿Y como se vive por ahí arriba?

-También están el viento y el sol, pero la ventaja es que puedo pasear por el cielo y conocer muchas cosas.

-Para mi, la vida es corta- dijo la duna-. Cuando el viento regrese de los bosques, desapareceré.

-¿Y eso te entristece?

-Me da la impresión de que no sirvo para nada.

-A mi me pasa lo mismo. En cuanto sople un viento nuevo, me marchare hacia el sur y me transformare en lluvia.
En cualquier caso, ese es mi destino.

La duna cavilo un poco, y al cabo dijo:
-¿Sabias que, aquí en el desierto, nosotros llamamos a la lluvia el paraíso? He escuchado varias leyendas de las que cuentan las viejas dunas. Ellas dicen que, después de la lluvia, nosotras nos quedamos cubiertas de hierba y de flores. Pero nunca sabré lo que es eso, porque el desierto es muy raro que llueva.

-Si quieres, yo puedo cubrirte de lluvia. Aunque acabo de llegar, ya estoy enamorada de ti y me gustaría quedarme aquí para siempre.

-Nada mas verte por primera vez en el cielo, yo también me enamore-dijo la duna-, pero si transformas tu linda cabellera blanca en lluvia acabaras muriendo.

-El amor nunca muere-dijo la nube-. Apenas se transforma;y yo quiero mostrarte el paraíso.

Y se puso acariciar la duna pequeñas gotas, durante mucho tiempo, hasta que apareció el arco iris.

Al día siguiente, la pequeña duna estaba cubierta de flores. Otras nubes que pasaban en dirección al centro de África pensaban que eso era parte del bosque que estaban buscando y dejaban caer mas lluvia. Veinte años mas tarde, aquella duna se había transformado en un oasis, donde los viajeros se refrescaban a la sombra de los arboles.

Todo porque, cierto día, una nube enamorada no tuvo miedo de dar su vida por amor.


Paulo Coelho.

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